Por qué ser callado no significa ser raro

Curioso el título del post de hoy, ¿cierto? Me apetece hablaros sobre por qué ser callado no significa ser raro. Hay quien opina que cuando eres callado o hablas poco eres raro. Todas las opiniones son respetables.

Lo normal es hablar. Mucho, normal o poco. Pero hay quien, como me pasa a mi, es callado. Vayamos por partes. Es cierto, soy callado en muchas ocasiones, puede que en parte por lo introvertido que he sido normalmente (aunque cada vez menos).

Por otro lado, puede que sea callado en ocasiones porque me gusta escuchar. Cuando no hablo, intento aprender, sacar conclusiones, pensar, analizar a quien escucho en cuanto a qué dice, cómo lo dice y por qué lo dice.

En ocasiones, si estoy inmerso en algún ambiente de debate o conversación improductiva, no participo porque no tengo nada que aportar. Lo considero una especie de ahorro de recursos.

Por qué ser callado no significa ser raro
Por qué ser callado no significa ser raro

Otras veces, en ese mismo ambiente de debate quizás existe algún momento puntual en el que te apetece decir algo, pero el silencio hace que medites. Es entonces cuando te das cuenta de que tu aporte solo es fruto de un segundo en caliente, que al poco se enfría y que no aportará ninguna ayuda a conseguir ningún logro. Seguimos ahorrando.

El silencio te permite emplear la energía a crear en otras latitudes

Hay quien no soporta el silencio y no participar aún aportando cosas inocuas a una conversación es todo un suplicio. Por contra, hay quien sabe apreciar el estar callado, incluso navegando mentalmente hacia otros planos ajenos o no a la conversación o debate que se tiene delante de los ojos.

A quienes nos gusta generar ideas de forma constante nos encanta tener nuestros ratos de aislamiento. Eso no significa ser raro. En mi caso, ya tengo suficiente tiempo para hablar (incluso a veces demasiado) en mis clases, donde no callo ni bajo el agua. Ser callado no significa serlo en todas las situaciones, solo significa que tu eliges los momentos.

Photo credit: Jorge Flores

6 comentarios

  1. Cuanta razón en tan pocas palabras, me identifico mucho en este post. Muchas veces el observar, escuchar, pensar…, son acciones que no están tan valoradas como el hablar.

    Aquí lo dejo, y que cada uno diga lo que quiera.

  2. Totalmente identificada. Y es gracioso porque si la mayoría fuésemos más callados, los diferentes y considerados «raros» serían los que hablan mucho. Así que me parece de ser muy ignorante el juzgar a otros por cualquier diferencia. Pero desgraciadamente se da mucho esta situación de juzgar.

    Además las personas dan por hecho que porque estés callado (porque quizá ese tipo de conversaciones superficiales no van contigo) eres callado en todas las situaciones de tu vida. A mi siempre me ha pasado que me ven muy callada, cuando según con quien y de qué temas, no paro de hablar.

    Me ha encantado lo de ahorro de recursos y energía, porque a mi esto también me pasa.

    Un saludo y gracias por decir algo que muchas personas pensamos.

  3. A mi tampoco me va hablar por hablar si no tengo nada que aportar y es curioso que muchos de los que no se callan esperan que tú hagas lo mismo…

    Como la última vez en la que salí con un grupo de gente a la que conocía poco que no se callaban, se interrumpían unos a otros, no dejaban terminar al que estaba hablando y contaban su vida sin apenas conocerse mientras yo me mantenía callada porque no tenía nada que decir, porque no me va contar de todo a gente a la que apenas conozco y porque con lo que hablaban ellos no había apenas opción de intervenir.

    Más de uno me preguntó que por qué no hablaba o comentaba lo callada que era pero no se daban cuenta que yo estaba escuchando cosa que ellos no hacían y de que apenas daban pie a nada a los que hablamos menos… Sencillamente si no tenía nada que decir no iba a hacerlo ya lo compensaban ellos solos. Se lo dije.

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