Cambia tu manera de observar y aquello que observas cambiará. Este es el sugerente título del post de hoy.
Como sabes, en mi vertiente marketera me obsesiona la observación. Pues comprobarlo en este post anterior que te recomiendo leer: Observar como estrategia de marketing.
En mi inquietud constante, siempre me he preguntado si realmente vemos las cosas como son o las vemos según somos cada individuo. Quizás sea una cuestión que nunca lleguemos a saber.
Lo lógico es pensar que aquello que percibimos, es decir, la percepción, es un proceso de carácter pasivo. Aquello que observamos, escuchamos, olfateamos, saboreamos o tocamos nos genera diferentes sensaciones, por lo que pensamos que eso es así, sin más.
El dilema es si además de estar ahí, cada uno de nosotros es capaz de sentir cosas diferentes a los demás. Lo que si podemos decir es que la percepción de cada uno depende de su punto de vista, aunque esto no implica que experimentemos cosas diferentes.
Cada uno de nosotros construye su propia realidad de la vida y eso siempre me ha hecho pensar en aspectos tan interesantes como por ejemplo de qué forma percibimos los colores cada uno de nosotros (recuerda la típica frase, para gustos los colores).
En muchas ocasiones, pasa algo predecible: vemos aquello que queremos ver. Nuestros pensamientos recurrentes provocan que muchas veces las imágenes mentales que poseemos como recuerdos y experiencia anteriores condicionan la realidad del momento.
Cuando nos llevamos este tipo de escenarios a la resolución de retos en la empresa, es interesantísimo pensar sobre las implicaciones de todo ello en la parte resolutiva que seamos capaces de lograr.
Optar por múltiples perspectivas acerca de un mismo problema puede llegar a ser apasionante, si no lo has probado te invito encarecidamente a que lo practiques.
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