Hoy las marcas luchan por captar la atención del consumidor, aunque podamos pensar de inicio que las marcas luchan por otra cosa: vender.
Está muy claro que el objetivo último de una marca que compite en un mercado. Ahora bien, si consideramos que esto es lo prioritario ante todo, quizás cometamos un error de trascendencia.
Para darme cuenta de si es más importante captar la atención del consumidor o vender, me gusta pensar de este modo: una venta puede llegar de forma totalmente azarosa, mientras que para conseguir captar la atención del consumidor algo habremos hecho bien antes.
Además, una venta no tiene por qué generar ningún recuerdo a futuro sobre la marca en cuestión que el consumidor haya adquirido, sin embargo si una marca logra captar la atención del consumidor habrá conseguido penetrar en su circuito de decisión y por tanto generará algún tipo de recuerdo.
Todo esto que estamos hablando es tan subjetivo como el propio marketing, pero así me gusta entenderlo, así me gusta trabajarlo y así me gusta pensar.
Otro enfoque que me reafirma este planteamiento es que una venta no tiene por qué captar la atención del consumidor, mientras que si hemos conseguido primero captar la atención del consumidor es muy probable que haya una venta tarde o temprano o, al menos, que se provoque algún tipo de prescripción a otro consumidor.
Hasta llego a pensar que es más fácil conseguir una venta que lograr la atención del consumidor. Ruido constante de otras marcas o de cualquier tipo de comunicación, quehaceres diarios de cada consumidor, micromomentos,… hay tantas cosas que ocurren a cada instante que los individuos estamos distraídos en mil historias.
El gran error de las marcas cuando trabajan su comunicación es pensar que el mensaje que están creando y van a lanzar será escuchado y aceptado. Nada más lejos de la realidad en un entorno estresante, dinámico y cambiante como el actual.
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