Es sorprendente que me atreva a escribir sobre esto, pues siempre digo que si a todo, pero creo que los extremos son malos, siempre lo he creído así. Con este post, Cómo aprender a decir no, no tengo ninguna pretensión, solo hablar de motivos que te llevan a ello y que he ido aprendiendo.
Decir «no» no significa nada negativo. Simplemente es que tienes un motivo justificado, un por qué a tu decisión. Y ya sabes que el motivo es tener un motivo.
Decir si a todo es a medio o largo plazo un problema. En el momento de la decisión percibimos el «si» como realizable, pues mentalmente posponemos la acción a futuro e imaginamos que la cumpliremos. Un error. Seguiremos diciendo que si, si no sabemos decir que no, pecando después de falta de tiempo.
Decir no tiene múltiples aspectos positivos, como:
- tener coherencia: la proyección de largo plazo basada en una estrategia y una planificación evitará que demos demasiados «si»
- aportar oportunidades a otros: tu no puede representar un si para otra persona que puede tener la oportunidad
- generar de valor a tu marca: el no debe aportarte valor, siempre y cuando esa decisión esté tomada desde la responsabilidad y la coherencia justificada
Para aprender a decir no, he de valerme de valiosos consejos
Decir que no es mucho más complejo, pues cuando nos enfrentamos a un momento de la verdad a la hora de tomar una decisión aparecen nuestros miedos más recónditos para ganar la partida y apostar al «si» por nosotros. Todavía es más complejo si ese momento de la verdad llega en momentos inesperados, en frío, en los que nuestra capacidad de reacción se bloquea precisamente por esa inmediatez de nuestros miedos.
Es bueno trabajar un plan, pensar hasta donde podemos y queremos llegar. Recuerda que es mejor un «no» que un «si» que no podamos cumplir. No soy quien para dar lecciones ni consejos a nadie, solo quiero hacerte pensar. Me equivoco demasiado.
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