Cuando la comunicación de la marca es deshonesta sea crea en el consumidor cierto halo de rechazo que puede ser un ultimatum.
Existen múltiples ejemplos en los que podemos encontrar mensajes incongruentes con el objetivo que supuestamente persiguen, sobre todo si analizamos las comunicaciones de grandes compañías.
Ejemplo 1
Cuando una gran compañía eléctrica o gasística promulga a los cuatro vientos su imagen asociada a lo ecológico, mientras sigue utilizando dos folios para enviarnos las facturas que podría perfectamente plasmar en uno.
Ejemplo 2
Cuando una gran entidad financiera llena sus escaparates de publicidad con un mensaje claro y conciso, pero cuando los usuarios entran en ella parece que nadie de los que allí trabajan conozca dicho mensaje, con lo que nos quedamos con las ganas de invitarles a salir a la calle a que lo lean.
Ejemplo 3
Cuando una gran empresa petrolífera invierte en millonarias campañas publicitarias en televisión, con anuncios que no dicen absolutamente nada, en lugar de destinar ese esfuerzo monetario en ofrecer un mejor servicio o repercutir al cliente con un mejor precio.
Ejemplo 4
Cuando una gran cadena de distribución alimentaria que ofrece de manera habitual su promoción 3×2 incumple reiteradamente el tener disponible la oferta, sobre todo en los primeros días, lo que desacredita su mensaje.
Podríamos seguir mostrando ejemplos sin descanso y veríamos como la comunicación deshonesta, fácil e incongruente nos inunda. Se accede a lo fácil, lo bonito, lo elegante e incluso grandioso, sin atender a los pequeños detalles que quizás son los ue verdaderamente importan al consumidor.
Ejemplo 5
Cuando una gran empresa de suministro de acceso a internet nos acota una oferta generando sensación de urgencia e incluso de escasez y al mes siguiente la repite exactamente igual. El consumidor de hoy no es tan apático y estático como el de ayer.
¿Me aportas más ejemplos? Estaré atento.
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