Una de la tareas más complicadas desde el punto de vista de marketing es analizar a los consumidores y estamos ante un escenario actual en el que detectar el comportamiento del consumidor es cada vez mas difícil.
¿Cuáles son los motivos? En este blog ya hemos contado muchos de ellos, aunque hoy quiero basarme en uno concreto que me hace pensar y mucho: la multicanalidad.
Hoy como consumidores utilizamos una gran diversidad de medios para llegar a productos o servicios concretos, a través de diversas combinaciones a las que no es nada fácil seguir el rastro.
Esas combinaciones pasan lógicamente por la conviviencia de los canales offline y online (te recomiendo este post anterior: Webrooming y showrooming en la estrategia de marketing).
Ubicar a los consumidores es el reto, pues conocer con exatitud la ruta seguida hasta la decisión de compra final puede ser una aventura complicada.
Además, con esta convivencia digital y física, existen perfiles de consumidor que entremezclan sus preferencias y en momentos pueden pasar de comprar productos de alta gama con productos low cost, como por ejemplo un bolso muy caro y un billete de avión de una aerolínea económica para viajar a Londres.
En una época en la que hablamos mucho del big data, quizás sea bueno también empezar a hablar y, sobre todo, a usar el small data, es decir, aquellos pequeños datos que nos dan pistas sobre posibles tendencias o hábitos de consumo.
Lo digital impregana en estos momentos casi todo, pero las corrientes de comportamiento del consumidor pueden estar seguramente ideadas u forjadas en el plano físico. No debemos dejar esto de lado, pues aunque todo el negocio digital se dispare, vivimos y convivimos en espacios físicos.
Hay que estar muy atentos a estas conversaciones del consumidor en las que se planea todo e intentar comprobar de qué manera luego llevan a cabo sus planes. Difícl, ¿verdad?
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