Hoy quiero hablaros sobre el espacio vital de una marca en la estrategia de branding.
Como personas desde bien pequeños observamos el espacio que nos rodea e intentamos de forma innata realizar una acción que conoces como «marcar el territorio«.
Eso sería el espacio vital, ese pequeño territorio que nos rodea y en el que marcamos nuestra impronta y que consta de una parte física y de otra parte emocional.
Es un espacio que compartimos con quien realmente queremos, es decir, damos acceso a aquellas personas con las que nuestro nivel de empatía es máximo.
Por otra parte, nos sentimos invadidos, molestos e incómodos cuando alguna persona con mas confianza de la cuenta decide por sí misma traspasar las barreras físicas y emocionales de nuestro espacio vital.
Hay personas que dan mas libertad que otras a compartir su espacio vital, al igual que hay otras personas a las que les cuesta decir «no» y prefieren sentir la incomodidad del momento de invasión temporal de su espacio antes que poner freno al hecho.
Todo ello, absolutamente todo lo que estás imaginando sobre el espacio vital a nivel personal, es perfectamente aplicable a una marca.
Todo arranca con la definición estratégica de nuestra marca a nivel de branding, etapa en la que marcamos por qué queremos estar en el mercado, cómo vamos a conseguir estar y permanecer en él y qué es lo que vamos a ofrecer.
Si tenemos claras estas tres premisas, basadas en la estrategia del Círculo de Oro, seguramente es que habremos hecho de forma perfecta el proceso de segmentación y posicionamiento que nos permita ser lo que queremos ser.
Todo ello, de forma natural definirá ese espacio vital al que nos estamos refiriendo, estableciendo claridad y haciendo sentir bien al público objetivo que se sienta identificado con la marca.
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