Sexto post de la serie de 12 dedicada al modelo de este autor británico, que titulamos Las seis emociones primarias de Dylan Evans: Sorpresa.
La sorpresa hace referencia a un breve estado de alteración emocional, que llega como resultado de un suceso que resulta inesperado o imprevisto.
Se trata de una reacción humana que incrementa la información sobre el acontecimiento, facilitando la mejor manera de elección ante la nueva situación.
Las sorpresas son tan inesperadas e imprevistas como efímeras, es decir, llegan y se van para dejar paso al siguiente suceso, aunque depende de la intensidad de la misma el que permanezca o no es nuestro recuerdo.
Además, son un suceso que se retroalimenta a sí mismo cuando tiene connotaciones positivas, es decir, gusta tanto que estamos deseando que una nueva sorpresa nos sorprenda (nunca mejor dicho).
Si las connotaciones fueran negativas, es obvio que no estaremos deseando que suceda de nuevo algo semejante, pero es importante ser consciente de que eso no impide que se pueda guardar en nuestro recuerdo.
Las sorpresas suelen estar inducidas por estímulos que son los responsables de detonar este estado emocional.
Veamos un ejemplo interesantes relacionados con la sorpresa:
Degustabox es una plataforma digital de distribución que realiza envíos de forma periódica a aquellos consumidores que se suscriben mensualmente por un precio muy atractivo a cambio de recibir en su domicilio una caja sorpresa con productos de diversas marcas de alimentación en formato de prueba.
Este tipo de estrategias se denomina sampling y es muy frecuente en el lanzamiento de nuevos productos o cuando el objetivo es relanzar productos que necesitan un impulso en un momento concreto.
El hecho de recibir una caja sorpresa en tu casa y realizar la acción denominada unboxing (sacar los productos de la caja) conlleva ese pequeño momento íntimo de intriga que deriva en un estado emocional de sorpresa.
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