Por favor, piensa en uno de esos fragmentos que no dejan de sonar. Seguro que tienes alguno para contarme, de alguna canción que, te guste o no, llegan de pronto a tu cabeza y no hay manera de hacer callar u olvidar.
Hay canciones o fragmentos de ellas que resultan tremendamente pegadizos, se aferran a nosotros y permanecen en el tiempo para hacer acto de presencia cuando menos te lo esperas. Algunos expertos llaman a este suceso earworms, algo así como un garabato o gusano musical.
La duración de los earworms es de pocos segundos, esos breves fragmentos suelen ser repetitivos e intensos para colarse en nuestras mentes. Es obvio que cuanto más te guste la música, mayor probabilidad tendrás de ser enganchado por estos gusanos musicales.
¿Cuándo tienen mayor probabilidad de aparecer? Según la neurociencia, cuando estamos en una situación estresante, en un estado de cansancio o somos víctimas del aburrimiento
Es decir, suelen aparecer en los extremos de comportamiento, tanto en situaciones con altos niveles de estrés como en situaciones de escasa concentración.
En otras ocasiones sucede que nuestro cerebro suele provocar asociaciones conceptuales que tiene registradas y si vamos a realizar alguna actividad o estamos ya en ella y existe algún concepto relacionado con algún tema musical, éste puede saltar y colarse en nuestro pensamiento repitiéndose una y otra vez. Así es el poder de la música.
Es curioso comprobar cómo resulta relativamente sencillo dejar de sentir este gusano musical o llamémosle como queramos, si conseguimos escuchar la canción completa a la que pertenece, ya que de esta forma nuestro cerebro autocompletará la información completa y dejará de reproducir el fragmento en concreto que no para de sonar en nuestro interior.
Dado esto, sigo pensando en por qué las marcas han dejado de utilizar los famosos jingles o al menos ya no se utilizan tanto, pues son precisamente eso, fragmentos cortos e intensos que luego aparecen repetidos en nuestra mente cuando menos lo esperamos y en ese caso no existe manera de completar nada, pues solo son eso, fragmentos. Quizás otro día profundice en esto de los jingles.
Photo credit: Paco Guzman
2 comentarios
Buenos días Francisco:
Primero que nada me gustaría felicitarte por esa creatividad y elergía desbordantes que plasmas en todos tus posts.
Además me gustaría aportar otra forma de liberarse o librarse de esos fragmentos sonoros a veces tan molestos. Se trata simplemente de escuchar algún sonido externo (por ejemplo, si vamos conduciendo, el sonido del motor del coche, el del climatizador del aire, etc.). El mecanismo es pasar de una estimulación interna a una estimulación externa. Orientar nuestros sentidos para escuchar, ver y sentir estímulos externos durante un rato constituye ya de por sí una forma de meditación, y es una forma estupenda de «darle un pequeño respiro» a nuestra mente, ¿no crees?
Un cordial saludo.
Marcos gracias a ti por tus palabras y por tu aportación, está genial, saludos : )