Un nuevo post, en este caso: La curiosidad y su papel en la estrategia de marketing. Si algo somos los seres humanos es ser curiosos, queremos saber, conocer, descubrir.
Es como una necesidad intrínseca a nosotros que nos lleva a querer fijar los por qués de las cosas que ocurren a nuestro alrededor o nosotros mismos.
Somos, en realidad, grandes desconocedores de todo por varios motivos, entre ellos que hay demasiado por hacer y descubrir. En marketing, desde mi punto de vista, la curiosidad debe adquirir esa categoría de arte.
Durante el proceso en el que como marcas queremos transmitir algo al mercado, tenemos que tener en cuenta esto, pues contamos con variables perfectamente anexadas a la curiosidad como las preferencias del consumidor, sus necesidades o deseos, sus expectativas, sus experiencias anteriores, su nivel de satisfacción anterior, su anhelo por descubrir algo nuevo, etc.
Como ves, la curiosidad puede ser percibida bajo este prisma como una variable fundamental e increíble para todo el proceso
Si sabemos ensamblarla en su lugar perfecto nuestra estrategia de marketing seguro estará dotada de un componente diferenciador y motivador de sensaciones y percepciones realmente impactantes.
Ser curioso no significa ser cotilla. Ya sabes, los extremos son malos, tampoco se trata de no interesarse por nada. Sentido común.
Está claro que en todo proceso de transferencia en los mercados, sobre todo en la actualidad, la curiosidad ha de jugar un papel en su justa medida y no podemos extremar su uso al límite.
Dosis de curiosidad, dosis generadoras de pequeñas incertidumbres y chispas que despierten modelos mentales en los que al final nos queda la sensación de que algo pasará.
El arte de la curiosidad nos está esperando para ser contemplado, entendido y aplicado. Espero que me acompañes y te atrevas con el, pues somos emocionalmente curiosos por naturaleza.
Photo credit: kristy