Hoy os traigo una curiosa situación que seguramente hayáis vivido en alguna ocasión, concretamente quiero hablaros de la paradoja de la cola de la caja del supermercado.
Existe un efecto psicológico que nos hace percibir que el resto de colas parecen ir más rápido que la nuestra.
Esto también nos sucede en otros tipos de colas, como por ejemplo cuando estamos en la cola de facturación de equipajes en un aeropuerto, máxime si llevamos el factor tiempo en nuestra contra.
También en situaciones como cuando viajamos en coche por una autovía en alguna retención y la cola de al lado siempre nos parece ir más rápido, o la cola del banco, entre otros ejemplos cotidianos.
David Andrews publicó un interesante libro titulado Why Does the Other Line Always Move Faster? (¿Por qué siempre la otra cola parece ir más deprisa?), en el que nos habla acerca de este efecto psicológico.
La clave es que las demás colas siempre nos parecen ir más deprisa que la nuestra simplemente porque no estamos en ellas.
Cuando llegamos a una cola de la caja del supermercado, nos ponemos en plano racional y analizamos algunos factores como por ejemplo el número de personas que tenemos por delante, si llevan solo algún producto en las manos, si llevan cesta o si llevan carro, la edad de las personas e incluso quién es o cómo es el cajero o cajera de turno.
Ante este planteamiento, en el que variables como el tiempo, las expectativas, la incertidumbre o la inmediatez juegan un papel importante en la conducta del consumidor existen algunas soluciones.
Una de ellas es la gestión automática de los turnos de caja, es decir, cuando en el supermercado solamente existe una cola hasta llegar a una pantalla que nos asigna de forma automática qué caja nos tocará, lo que minimiza esta sensación generada por el efecto psicológico que hemos descrito.
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