La sutil magia de un suceso mental: Déjà Vu. Un concepto que me apasiona, sobre el que intento investigar siempre que puedo, que me seduce y que sigue siendo más misterioso si cabe conforme más sabes acerca de él.
Un Déjà Vu (composición originaria del francés, que significa «ya visto») es aquella experiencia que nos hace sentir que hemos sido testigos o que hemos experimentado previamente una situación nueva. Dicho de otro modo, sucede cuando nos preguntamos cosas como «yo ya he estado ahí» o «¿dónde he visto yo esto antes», por ejemplo.
La experiencia de un Déjà Vu suele ir acompañada por una abrumadora convicción de familiaridad, continuada por otras sensaciones como la de extrañeza. Tras ello nos ponemos a discurrir acerca de dónde tenemos esos registros mentales a modo de recuerdo que nos acaban de aparecer de repente. ¿Fue un sueño? ¿Yo ya estuve aquí? ¿Lo he visto en algún otro lugar?
El concepto Déjà Vu está lleno de magia
Magia que viene originada por un elemento mágico, que no es ni mas ni menos que nuestro cerebro, como vimos en este post anterior: Neuroplasticidad y su impacto en creatividad.
Como cita algún estudio sobre este fenómeno, nuestro cerebro tiene gran habilidad para poder registrar y recordar los objetos. Aunque suele sacarlos fuera de contexto, es decir, no tiene demasiado «interés» en recordar la configuración original de los mismos en origen. Esto puede ser el origen de algunos casos de Déjà Vu. Si vemos en algún lugar alguna configuración «similar» a otra que hayamos registrado anteriormente, el cerebro nos pueda sugerir que quizás ya lo hemos visto antes o hemos vivido esa sensación antes.
Sería muy interesante poder investigar situaciones que hayan generado o que generen sensaciones positivas a nuestros consumidores objetivo para pensar si tiene sentido generar réplicas en cuanto la la configuración de las mismas y poder extrapolarlas a otros puntos de distribución de nuestros productos. Es hora de pensar, si quieres.
Photo credit: Antoine Beauvoir