Falacias en el marketing: argumentum ad populum y argumentum ad nauseam

Continuamos con la serie de post dedicada a las falacias en el marketing: argumentum ad populum y argumentum ad nauseam.

En esta ocasión, vamos con dos nuevos tipos de falacias informales:

Argumentum ad populum

También denominada argumento desde el pueblo, es un argumento falaz que determina que una proposición debe ser verdadera porque muchas personas lo así lo consideran.

El Argumentum ad populum plantea básicamente que si muchas personas lo creen así, entonces será así, por lo que utiliza el prejuicio efecto carro ganador y está basada en el origen de las cosas.

Es un planteamiento falaz porque el hecho de que una creencia esté ampliamente extendida no hace que ésta sea necesariamente verdadera, ya que si una opinión individual puede ser incorrecta, entonces la opinión de varias personas también puede ser incorrecta.

La veracidad o falsedad de una afirmación es independiente del número de personas que creen en la misma. Este tipo de falacia se utiliza con frecuencia en publicidad.

Ejemplos aplicados al marketing:

«50 millones de consumidores no pueden estar equivocados»

«Nuestra marca es líder en ventas en Estados Unidos, lo que habla por sí solo»

Falacias en el marketing: argumentum ad populum y argumentum ad nauseam
Falacias en el marketing: argumentum ad populum y argumentum ad nauseam

Argumentum ad nauseam

El argumento hasta la náusea es un tipo de falacia enfocada a las emociones en el que las personas creen que una afirmación tiene más probabilidad de ser cierta o de ser aceptada como verdad cuanto más veces ha sido escuchada.

Está dirigida a las emociones porque lo que se genera de forma subjetiva en cada persona por la repetición de la afirmación es tal que puede hacer cambiar el concepto de esta sin llegar a escuchar ningún argumento válido.

Así, un argumentum ad náuseam es aquel que emplea la repetición constante de una afirmación hasta que los receptores se convencen de la misma.

Como podrás intuir, se usa mucho en el terreno político, donde sin emplear argumentos, pruebas o evidencias de algún hecho concreto se repite una y otra vez la misma afirmación hasta la conversión.

Ejemplo aplicado al marketing: «Este producto tiene propiedades únicas. Así es. Únicas de verdad. Ningún otro posee sus características. Es realmente único. Este producto no tiene semajanza.»

Photo credit: AllPosters

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