El marketing no es una ciencia implacable. ¿Estás de acuerdo? Una de las cosas que siempre intento transmitir en mis clases de marketing es que lo que yo pueda transmitir a los alumnos no es una ley, sino una percepción.
El marketing es pura subjetividad, aunque posea ciertos orígenes en forma de técnicas, pues lo que cuenta es la percepción que tiene cada uno de nosotros.
He visto de todo. Desde aparentes estrategias impecables que no han funcionado hasta aparentes estrategias mediocres que han triunfado.
En un proceso de marketing intentamos tener coherencia, afinar, marcar un camino, planificar, hacer todo perfecto… pero aún así nos podemos pegar un grandioso batacazo. Todo ocurre porque el marketing no es una ciencia implacable.
En marketing, las operaciones matemáticas o las leyes físicas no se cumplen
Y sobre todo, no se cumplen cuando más lo esperas. Lo esperado se transforma en inesperado a las primeras de cambio debido a la cantidad de actores y variables que inciden en el proceso.
Un simple cambio irracional en cualquier lugar y en cualquier momento por parte de cualquier consumidor lo puede cambiar todo. Esta es una de las claves, la tan citada en este blog irracionalidad.
Por todo esto y más, yo te diría que nunca toleres que nadie te imponga una idea en marketing. Habrá planteamientos más coherentes que otros, previsiblemente mejores que otros, obviamente más necesarios que otros, pero siempre el enfoque depende de lo que percibamos cada uno de nosotros.
Partiendo de que el concepto de marketing es, probablemente, uno de los conceptos con más variedad de definiciones personales diferentes en el mundo, podemos pensar en que efectivamente el marketing no es una ciencia implacable.
Simplemente, vívelo, disfrútalo, siéntelo, aplícalo… pero siempre con tu toque, con tu manera de entender las cosas e intentando entender los puntos de vista de los otros para validar cuál es la mejor decisión posible en cada momento.
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