El tema del post de hoy está enfocado en los productos básicos como herramienta de captación de clientes.
Enfocarse en un producto básico, en el que se ponga toda la carne en el asador y haga que la marca sea percibida como especialista puede ayudarnos a marcar la diferencia en el mercado para, a partir de ahí, poder extender la percepción de dicha ventaja competitiva hacia otros productos.
Centrase en un básico puede permitir que el consumidor objetivo perciba de forma muy clara las bondades del producto, cómo se posiciona en el mercado y, por tanto, cómo marca la diferencia sobre otras opciones disponibles.
Si optamos por esta estrategia tenemos que tener muy claro que debemos cumplir perfectamente con las expectativas que vamos a generar y saber que nuestra respuesta va a ser simple, directa y transparente.
Cuando hemos sido capaces de captar al cliente o consumidor, hemos de tener presente la generación del vínculo que debemos crear entre el y la marca, pues podemos cometer el error de dejarnos llevar por las ventas puras. Se trata de ir mucho más allá.
Lo cierto es que como consumidor (ponte por un momento en este rol), cuando encontramos una marca que te ofrece un producto básico imprescindible, las sensaciones de seguridad son tan buenas que la percepción de marca se extiende a cualquier otra propuesta de mercado que nos pueda ofrecer tarde o temprano.
No hay que olvidar que los seres humanos comparamos en términos relativos y por tanto podemos pensar que «si una marca es buena en un producto básico, es muy probable que también lo sea en otro que acaba de lanzar».
Ejemplos hay muchos y en diversos sectores, como alimentación, automoción, banca, deporte, etc. Definir ese básico y centrarte en trabajar unas características insuperables es una opción realmente interesante.
Photo credit: SM