Hoy os traigo un lugar realmente cautivador para vivir una experiencia de viaje que contar si o si, como ejemplos para la sección de productos singulares: No Man’s Fort Hotel.
Su historia no tiene desperdicio. En la década de 1860 sobrevolaba la amenaza de un ataque francés sobre la costa meridional de Inglaterra, lo que provocó la construcción de 4 fuertes defensivos alrededor de la base naval de Portsmouth.
Las dimensiones de estos fuertes son tremendas y se ubican en pleno mar con una robustez impresionante. En 2015, 22 habitaciones de lujo, un helipuerto, dos jacuzzis en la parte superior de uno de los fuertes, un spa y un espacio para jugar al golf, entre otras cosas, dieron lugar este espectacular concepto llamado No Man’s Fort Hotel.
Un lugar que desde fuera impone respeto y que por dentro está decorado con numerosos detalles que generan un contraste único, pasando de la imponente sobriedad del hierro y el cemento de su parte exterior a un interior donde los colores cremas, azules y los matices náuticos aportan la elegancia.
¿Imaginas las impresionantes vistas sobre el mar? Imagina entonces las ganas de contárselo a todo el mundo a través de tus redes sociales. Estar en lugares así dispara nuestro ego, ¿no es cierto? Nos sentimos protagonistas, descubridores, aventureros, héroes… nos sentimos bien.
Imagina la de historias que pueden representarse en el hotel aprovechando su propia historia y retroalimentando el modelo. Me flipa. Qué elenco de percepciones y sensaciones tan bestia.
Otro de los iconos del No Man’s Fort Hotel es su faro, que incorpora dos suites en su planta baja, además de una serie de puntos de observación situados en varios niveles de altura, que finalizan en una impresionante azotea de cristal con vistas panorámicas de 360º. Una locura.
Lo que fue construido para la defensa de posibles ataques ha pasado a ser un lugar privilegiado para contemplar y disfrutar la vida. Curiosidades de nuestra existencia.
Photo credit: NMFH