Hoy es un buen momento para hablar sobre qué es una marca territorio. Existen marcas de muchos ámbitos: producto, servicio, personas, ciudades, países, instituciones… y también de territorios.
Yo quiero hacer un enfoque muy personal sobre este concepto, entendiendo por territorios algo más allá de ciudades o países, ya que existen espacios de ocio, culturales y/o comerciales que necesitan una identificación para ser conocidos y reconocidos.
Para estos espacios generadores de experiencias entre las marcas y las personas es tremendamente interesante poder proyectar una marca emisora de valores y atributos tanto funcionales como emocionales, capaces de provocar atracción.
La marca territorio debe recoger y mostrar fielmente las características propias, diferenciales y exclusivas de su ámbito y localización
Este hecho no solo será capaz de generar retroalimentación con las personas visitantes del espacio, sino que será un interesante núcleo que atraiga riqueza en forma de capital e inversión por parte de otras marcas que quieran formar parte de esta marca territorio.
Para ello, resulta fundamental destacar fielmente cuál o cuáles son las ventajas competitivas del espacio, sus características de unicidad y su propuesta de valor de cara a todos los actores que en dicho lugar confluyan.
Una marca de territorio está obligada en la actualidad a generar estrategias de comunicación bidireccionales que le permitan nutrirse de un feedback directo, verdadero y cercano por parte de todos esos actores de los que hablamos.
Territorios con competencias en lo cultural donde se den cita entidades que apuesten por este ámbito, territorios con competencias en actividades de ocio o territorios con competencias en lo comercial tienen mucho camino por recorrer para generar o regenerar marcas que impacten en lo social y se implanten o reimplanten en lugares capaces de hacer que lo emocional quede patente.
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