El Síndrome de Peter Pan en el marketing tiene muchos matices interesantes para analizar. Dicho se denomina así a un comportamiento específico en adultos que no quieren dejar de ser niños.
No quiero hablar del concepto en términos puros de psicología, ya que se radicaliza mucho este comportamiento, sino en el insight que acabamos de comentar: «adulto que no quiere renunciar a ser niño«. Extraigo esto y me lo llevo al terreno marketero.
Así pues, el Síndrome de Peter Pan hace referencia a adultos que en ocasiones se comportan como niños. Hay una parte genial en este tipo de comportamiento y es que es más accesible para un adulto que no renuncia a ser niño el disponer de una proyección mental imaginaria, donde existen menos límites y donde quizás las normas no impacten tanto.
Podemos introducir en este instante el concepto adultescente
Como puedes comprobar en este post anterior (Segmentación por estilos de vida: adultescente) existe y además puede generar relaciones muy intensas con aquellas marcas que se enfocan en este estilo de vida.
De alguna manera, en los últimos tiempos muchos de nosotros vamos siendo más conscientes de no querer hacernos mayores. Este otro post anterior puede darte pistas sobre este hecho: Comprar tiempo, vender tiempo.
No querer dejar de ser niño está relacionado de alguna manera con otra variable clave del marketing de hoy basado en aspectos emocionales: la nostalgia.
Quizás hayan buenas oportunidades para las marcas en buenos análisis de comportamiento de generaciones muy comentadas en los últimos tiempos como los millennials o los centennials.
Un gran reto pensando en que existe de verdad ese consumidor al que podemos detectar cierto Síndrome de Peter Pan, en el que descubrir cómo influenciar su toma de decisiones dada esta vertiente emocional.
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