Hoy os traigo un nuevo ejemplo para la sección de productos singulares: Tasting Room, vino en muestras personalizadas.
Tasting Room es un curioso proyecto dentro del atomizado sector del vino, que propone el envío de pequeñas muestras de vino al domicilio del consumidor para que este pueda elegir cuáles de ellas les gustan más y realizar a partir de ahí el pedido con un mejor criterio de selección.
Desde la marca, consideran que el vino debe ser un producto accesible, con dosis de diversión para que haga al usuario aprender y le facilite momentos de disfrute.
Tasting Room aporta una experiencia de usuario que busca diferenciarse del resto de opciones, contando para ello con los gustos y preferencias de su público objetivo para optimizar el proceso que acerque un vino de calidad a las prioridades de los paladares.
La ventaja competitiva del proyecto está localizada en el paso previo de muestreo, en el que a través de pequeñas botellas se ofrece al consumidor diferentes opciones para que sea éste quien decida en el siguiente paso qué quiere adquirir.
Las fases del proceso de toma de contacto y decisión por parte del consumidor son:
- Califica tu kit: con 6 opciones de botellas diferentes para catar, el consumidor tiene una variedad que le permite clasificar sus gustos y tomar una decisión de elección
- Construye tu propio perfil: en base a la información obtenida, el cliente recibe un perfil personalizado que define qué estilos de vino y qué sabores son de sus preferidos
- Recibe envíos personalizados: en el pedido posterior, el cliente recibe las botellas de tamaño normal de aquellas selecciones que ha realizado
- Califica continuamente: la marca solicita al cliente que califique los vinos que recibe para mejorar el proceso de selección a lo largo del tiempo
Al fin y al cabo, esta es otra de esas ideas que o te enamora o la consideras una tontería, pero seguramente no te deja indiferente.
Un ejemplo más de experiencia de usuario basada en innovar en la relación marca/consumidor.
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