Vendo emociones

Os presento a una nueva invitada para mi sección Guest Bloggers, Aleixandra Puchalt, que nos trae el post titulado Vendo emociones.

Aleixandra es Diplomada en Turismo, gran amante de los viajes. Además, escribe poesía infantil y cuentos donde ha encontrado un espacio maravilloso de creación y fantasía. Se autodefine como de lágrima fácil, seguro es una persona muy emocional. Le gustan los idiomas y leer sobre marketing y viajes. Os dejo con su post!

Vendo emociones

Hace tres meses conseguí un empleo, después de participar en un proceso de selección, en el que llegamos a “combatir” más de mil personas. En aquel momento, yo era ese producto, esa marca que debía destacar sobre las demás y ofrecer ventajas que las otras no ofrecían, para finalmente, ser comprada por mi público objetivo.

¿Cómo lo conseguí? ¿Es que realmente yo era la mejor? Sinceramente, lo dudo.

Mi cliente estaba saturado. ¿Quién no lo estaría ante tal cantidad de opciones disponibles?

Pero yo, como marca, tenía muy claro que ese Empleo y esa Empresa eran mi target.

Los había estudiado, sabía cómo se comportaban, cuáles eran sus gustos y preferencias, hacia dónde se dirigían… Ahora tenía que alcanzarles, destacar y convencerles de que me eligieran a MÍ.

Estoy segura de que lo conseguí a través de las emociones:

Demostré creatividad, al hacerles llegar un CV diferente, acompañado de un mail, personalizado y sincero, sobre las razones que me llevaban a postular para ese empleo.

Demostré seriedad, al llegar algo más que puntual a la entrevista.

Y una vez allí, mostré sin tapujos mis sentimientos y emociones:

Agradecimiento por la oportunidad, pasión por mi trabajo, interés por el proyecto, sintonía con la filosofía de la empresa, motivación y de ganas de aprender y aportar… y regalé muchas sonrisas porque me sentía realmente feliz por haber conseguido ser entrevistada. Entonces comprendí que si lo sientes lo transmites, y si lo transmites, llegas.

Y les llegué, y me compraron. Mi marketing emocional había funcionado. Desde ese momento, estoy aún más convencida de lo que estaba, de que no se trata de qué compramos, se trata de cómo nos hace sentir.

Cuando pagas la matrícula del gimnasio, estás comprando gustarte, bienestar, ego…

Si vendes viajes, estás ofreciendo ilusión, descanso, aventura…

Cuando pides una cerveza, estás esperando frescor, sabor, desconexión…

Si vendes un tratamiento odontológico, estás ofreciendo salud, seguridad, sonrisas…

Entonces ¿puede una marca basar su estrategia de marketing en aspectos emocionales?

Yo no soy ninguna experta -soy más bien una “follower-marketera”- pero, desde mis más de 10 años de experiencia en venta y atención al cliente, me atrevo a decir que a mí me funciona.

Y funciona porque el marketing emocional bien utilizado ayuda muchísimo a conseguir lo que yo llamo el “momento click” en la venta one-to-one.

Se trata de ese instante mágico, en el que tu cliente decide confiar en ti y en la marca a la que representas, derriba la pared del «quieres venderme algo» y te abre la puerta del «quieres ayudarme a comprar», regalándote información «confidencial» y valiosísima, dejándote entrar en su universo de emociones y motivaciones.

Acabas de conectar con tu cliente y a partir de ahora puedes empatizar con él y orientarle correctamente para conseguir una compra-venta satisfactoria.

Me gusta afrontar cada venta, cada cliente, como un reto nuevo y una maravillosa oportunidad de descubrimiento. Porque el discurso de venta puede estar lleno de contenido, pero si está vacío de emoción y sentimiento, se quedará en eso, en discurso.

¿Y tú? ¿Compras emociones?

Photo credit: camillapapale