Seguimos con esta serie de post dedicada a comentar las etapas de un plan de marketing práctico (3): Definición de objetivos.
Los objetivos representan un elemento estratégico fundamental dentro de la elaboración de un plan de marketing, siendo el hilo conductor hacia el logro de un resultado concreto.
Es importantísimo determinar de forma numérica a qué punto queremos llegar y de qué manera, pudiendo diferenciar entre objetivos intermedios y objetivos finales.
Los objetivos intermedios serán aquellos que nos permitirán ir avanzando etapas para el cumplimiento de los objetivos finales, por lo que tendrán caracter de corto/medio plazo y de largo plazo, respectivamente.
Como vimos en este post anterior titulado «Los objetivos SMART en la estrategia de marketing» (clic aquí para leer el post), esta metodología nos propone un modelo de fijación de objetivos que define:
(S) Específicos:
Concreción máxima, estructura entendible, sencillez extrema.
(M) Medibles:
Definición óptima de cifras a alcanzar, con el mayor nivel de detalle posible.
(A) Alcanzables:
Realidad por encima de ficción, la meta debe ser motivadora y accesible.
R (Orientados a resultados):
Definición tangible del logro que queremos alcanzar.
T (Con fecha de ejecución definida):
Marcar un periodo de tiempo específico, con principio y fin.
Es importante que diferenciemos entre objetivos cuantitativos y cualitativos.
Los primeros, cuantitativos, son objetivos tangibles. Por su parte, los segundos, cualitativos, son objetivos intangibles.
Ejemplos de objetivos cuantitativos pueden ser , la previsión de cuota de mercado, la previsión de ventas, el porcentaje de beneficios, la captación de nuevos clientes, el mantenimiento de clientes actuales, la recuperación de clientes perdidos, etc.
Ejemplos de objetivos cualitativos pueden ser la mejora de la imagen de marca, un mayor nivel de reconocimiento de marca, la calidad de los servicios ofertados, la apertura de nuevos canales, la mejora profesional de la fuerza de ventas, la innovación, etc.
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