Hoy os traigo un concepto que aplicado al branding resulta muy interesante: Amabilidad percibida en las marcas y su impacto en el consumidor.
Ser una marca amable no es nada fácil, aunque lo parezca. La amabilidad aparente implica que la marca proyecte humanidad.
Una buena forma de plantear esto a nivel de gestión de marca sería aplicando un foco emocional que sirva de nexo de unión empático con las personas.
Conectar con el lado emotivo del consumidor es clave para que una marca alcance el status de amabilidad.
Sin duda, tras ese planteamiento teórico, hay que poner en práctica un visible y transparente proceso práctico.
La comunicación tradicional, sumada a la comunicación digital en la que el aspecto emocional puede ser muy intenso, deben ayudar a esa percepción de marca.
Amabilidad percibida en las marcas y su impacto en el consumidor
El consumidor de hoy es todo menos pasivo, lo que significa que siempre nos deja un hueco para dejarse llevar por algún estado emocional.
Pero esos valores que queramos transmitir desde la marca en pos de ser amable deben ser éticos, generosos, verdaderos y transparentes.
Cuando una marca resulta amable, es diferente. Esto es notorio y por ello los consumidores le prestan atención.
Esta cualidad proyecta a la marca hacia el futuro, ya que si bien no tiene por qué ser consumida, seguramente sí será recomendada.
Este tipo de estrategia proyecta percepciones de la marca relacionadas con la creatividad y con la personalidad.
Además, este camino es favorable para desarrollar una reputación de marca sólida.
Si la personalidad de una empresa y de su marca es fuerte, los consumidores perciben que posee cualidades de líder.
Estos aspectos son definitivos para que los consumidores otorguen el posicionamiento deseado respecto a otras marcas competidoras.
Puede que éstas sean incluso mejores en lo funcional, pero no alcancen a mostrar ese perfil emocional.
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