Se me ha ocurrido abrir una nueva serie de post sobre conceptos de tendencia en el nuevo consumidor: Brunch.
Para arrancar con esta serie, tenemos como protagonista una palabra sobre la que estarás oyendo hablar mucho en los últimos tiempos, el brunch.
De origen anglosajón, el concepto brunch surge de la fusión de las palabras breakfast (desayuno) y lunch (almuerzo).
Puede parecerte una tontería, pero te aseguro que si preguntaras a varias personas, muy pocas sabrían decirte su composición.
Este concepto que es fusión de dos palabras, también es la fusión de ambas comidas para tomar a media mañana.
El brunch se ha convertido en un motivo social
Es algo para compartir con los colegas de trabajo, con los amigos, con la familia o con quien quieras.
Incluso los pet friendly tienen al brunch como un momento de interés creciente para compartir con sus mascotas.
Por ejemplo, en España están proliferando las panaderías gourmet que ofrecen la posibilidad de tomar el brunch en su establecimiento.
Esto es un sustituto perfecto del tradicional bar o cafetería en el que hasta ahora íbamos o vamos a desayunar o tomar un aperitivo.
Ese momento valle entre el desayuno y el almuerzo está siendo perfectamente aprovechado por la oferta de locales que ofrecen el tan de tendencia brunch.
Descubre más sobre cómo aprovechar los momentos valle en este post anterior (clic aquí para leer).
Pero como ocurre con todo concepto que llega de repente, surgen dudas.
En este caso, se ha instalado sin que todo el mundo conozca perfectamente su significado, pues no todos los que ofrecen un brunch lo hacen con calidad o con sentido común.
Tampoco muchos son especialistas en saber cómo plantear el brunch, aunque lo ejecuten a su antojo.
Por tanto, aquí surge la oportunidad: el nuevo consumidor busca a verdaderos especialistas en este tipo de conceptos para atender adecuadamente su deseo.
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