¿Cuál es la relación entre sinestesia, creatividad y memoria?

La sinestesia es un fenómeno neurológico en el que los sentidos se entrelazan de manera inusual, permitiendo que una persona experimente una mezcla de percepciones sensoriales. Por ejemplo, alguien con sinestesia podría «ver» colores específicos al escuchar música, «saborear» palabras o «sentir» texturas al mirar un número. Estas conexiones entre sentidos son automáticas e involuntarias, lo que significa que la persona no las controla ni las imagina: simplemente ocurren.

La creatividad suele definirse como la habilidad para conectar conceptos aparentemente dispares y dar lugar a ideas nuevas y valiosas. En este sentido, la sinestesia podría considerarse una metáfora tangible de este proceso. Una persona con sinestesia experimenta asociaciones automáticas entre sentidos que, para el resto, parecen inconcebibles. Esta predisposición natural a relacionar estímulos puede inspirar a quienes no tienen esta capacidad a buscar conexiones inusuales en su propia mente. Si nos detenemos a pensar, las ideas más innovadoras suelen surgir de combinar elementos que, en principio, no guardaban relación.

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¿Cuál es la relación entre sinestesia, creatividad y memoria

Pero el impacto de la sinestesia no termina en la creatividad

En el ámbito de la memoria, también hay lecciones que aprender. Numerosos estudios sugieren que las personas sinestésicas tienen una capacidad de recuerdo superior a la media. Esto se debe, en parte, a que su cerebro codifica información de manera multisensorial, creando redes neuronales más densas y resistentes al olvido. Imaginemos que, al intentar recordar un número, además de memorizar sus cifras, las «vemos» en colores o «escuchamos» una melodía asociada. Esta superposición de estímulos actúa como un ancla que fija el recuerdo en nuestra mente de forma más sólida. Aunque no todos tengamos sinestesia, podemos entrenar nuestra memoria a través de técnicas que emulen este proceso, como las asociaciones visuales, el uso de metáforas sensoriales o la creación de historias.

Por último, cabe reflexionar sobre cómo la sinestesia nos invita a explorar nuevas formas de percibir el mundo. La creatividad se alimenta de experiencias diversas, de perspectivas diferentes y, sobre todo, de la capacidad de romper patrones mentales preestablecidos. Al observar cómo funciona una mente sinestésica, nos damos cuenta de que nuestras categorías mentales de “visión”, “audición” o “gusto” son, en el fondo, limitaciones autoimpuestas. ¿Qué pasaría si nos atreviéramos a imaginar un mundo donde todos nuestros sentidos interactuaran de formas inéditas? Sin duda, abriríamos puertas a formas de pensamiento más complejas, flexibles y, por supuesto, creativas.

La relación entre sinestesia, creatividad y memoria es un ámbito fascinante para la ciencia, siendo inspiradora para quienes buscamos expandir las posibilidades de nuestra mente. Aunque la sinestesia pueda parecer un don reservado a unos pocos, su esencia puede replicarse en nuestra forma de pensar. Al fin y al cabo, la creatividad no es más que eso: aprender a percibir el mundo de manera diferente. Y tal vez, solo tal vez, las claves para hacerlo estén más cerca de lo que creemos, escondidas en los rincones de nuestra propia mente.

Photo credit: Pinterest

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