El otro día leía un interesantísimo planteamiento de esos que te hacen pensar. Todos fallamos, yo siento que fallo constantemente y puede que este método tan sencillo nos ayude a preguntarno cosas. Esta método tiene su base en cuando haces la prueba del y qué.
Y, ¿qué es eso de la prueba del y qué? (qué redundancia tan interesante, ¿no?). Simplemente imaginar qué es lo que pensará, opinará o sentirá tu público receptor cuando le llega alguna comunicación tuya. Obvio, pero no solamos plantearnos hacerlo. Sencillo, gratuito, fácil, pero insisto, no solemos aplicarlo.
Cuando generamos una comunicación buscamos una respuesta por parte de nuestro receptor. Nuestro cerebro, cuando somos ese receptor, suele preguntarte algo así como ¿y qué? o ¿y ahora qué? o ¿qué más?.
Un ejemplo: publicamos un tuit, porque sentimos la necesidad de contar algo a alguien (ni sabemos a quien llegará de verdad esa comunicación), vamos a darle a enter y… quieto! Aquí va la prueba… piensa ¿y qué?
¿Qué sentirá la audiencia? ¿Lo entenderá? ¿Se interpretará como queremos? ¿Suma o resta? ¿Es necesario?
Ahora, cambia de plano. Ponte en el lugar del receptor. Lanza todas estas y más preguntas rápidamente a tu cerebro. Si no puedes estar seguro de una respuesta convincente sobre varias de ellas en pocos segundos, posiblemente será mejor postergar la acción o evitar hacerla nunca.
Dicho de otra manera este método podría llamar evitar cagadas. Ya sabes que actuar en caliente es difícil. Y más teniendo a nuestro alcance un arma tan poderosa e inmediata como internet, con una diana tan grande que no sabemos siquiera cuantificarla.
Qué complicado es este mundo en el que la comunicación es tan fácil al tiempo que tan difícil. Fácil acceso, difícil alcance positivo. Esta prueba nos puede ayudar y mucho.
Photo credit: seewhatittasteslike