En esta ocasión vamos a hablar sobre otro importante acrónimo como el D2C (direct to consumer), destacando las diferencias con el B2B (business to consumer).
Antes de continuar, vamos a refrescar este post anterior en el que veíamos las diferencias entre B2B, B2C y C2C (descúbrelo aquí).
El D2C, direct to consumer o directo al consumidor, es una solución habitual para maximizar los beneficios de los fabricantes basada en eliminar a los intermediarios. De este modo, se logra una reducción de costes.
Esta tendencia beneficia tanto a empresas como a consumidores, quiene tienen la oportunidad de adquirir los productos directamente del propio fabricante.
Es muy importante conocer las diferencias entre D2C y B2C, ya que de forma habitual se tiende a confundir ambos conceptos.
Para intentar focalizar, veamos este planteamiento. Cualquier canal de venta D2C es B2C (ya que vende directamente al consumidor). Pero esto no sucede al revés. Es decir, no todos los B2C son fabricantes, ya que de hecho la mayoría actúan como intermediarios.
D2C y B2C: diferencias entre direct to consumer y business to consumer
Si aplicamos este concepto al ámbito logístico veremos que la implementación de almacenes direct to consumer es una práctica muy extendida.
Este tipo de instalaciones complementan su función de almacenaje y preparación de pedidos con la venta directa al público. En otras palabras, esta categoría enmarca a aquellas empresas fabricantes que venden al cliente final a través de internet o bien desde un puesto de venta físico ubicado en su propio almacén.
Veamos un ejemplo, como puede ser un showroom, que es un espacio enfocado a que los clientes puedan ver y tocar el producto en las instalaciones del fabricante.
Por último, si hablamos de canales digitales de distribución, un ecommerce puede proyectar la venta de los productos del fabricante directamente al consumidor final.
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