Hoy os traigo un ejemplo interesantísimo sobre cómo los detalles de una historia pueden enganchar emocionalmente.
Estaba leyendo en un medio digital que la conocidísima marca de colores de madera Alpino acaba de resolver un enigma que ha estado presente toda la vida en su packaging.
En concreto, muchos nos hemos preguntado en numerosas ocasiones qué significado tenía el cartel de 10 km que figura en un lápiz de color rojo y que señala hacia un punto concreto sin determinar cuál.
Es una especie de mensaje subliminal, que para unos pasa inadvertido, pero para quienes somos realmente curiosos nos hace pensar qué hay o qué se esconde detrás de todo esto.
En un entorno de marca puramente nostálgico y que nos transporta plenamente a la niñez a muchos de nosotros, el conocer por parte de la propia marca la respuesta (aunque algo ambigua) a este pequeño misterio es realmente interesante.
Todo ha sucedido gracias a que un usuario de una conocida red social lanzó a la marca esta inquietud: «Pasan los años y sigo sin saber qué es lo que estaba a 10 kilómetros…».
El resultado fue que el mensaje fue compartido por numerosos seguidores, lo que dio pie a que Alpino se planteara lanzar un desafío para sus seguidores, proponiendo que si un post que lanzaron alcanzaba los 5.000 likes, desvelarían el tan ansiado secreto.
Como era presumible, el desafío fue alcanzado y la marca hizo realidad lo que todos esperábamos, contarnos el secreto.
La respuesta: A 10 kms se encuentra el pueblo más cercano! En palabras de la propia marca, no se trata de Maienfeld (el pueblo de Heidi), sino de un pueblo imaginario que aparece en la imagen del packaging.
Un buen ejemplo de cómo las historias enganchan y que un solo detalle de las mismas, siempre que posea pequeñas dosis de incertidumbre o misterio (por ejemplo) puede funcionar de maravilla como enganche emocional.
Photo credit: Alpino
