Hoy os dejo este post que transmite mis sensaciones y percepciones sobre una situación vivida esta misma semana como ejemplo de experiencia real de compra positiva. La complementaré con el siguiente post con un ejemplo de experiencia real de compra negativa.
En mi rol de consumidor, que también lo tengo, he tenido esta semana estas dos experiencias reales destacables. Fueron consecutivas, primero una positiva y después otra negativa. Esta situación curiosa me provocó en el mismo momento de la segunda vivencia la idea de contarlo en un par de post, así que aquí tienes el primero de ellos.
Un ejemplo de experiencia real de compra positiva, con una magnífica estrategia de venta por parte de la vendedora
Fue en una tienda de bisutería y complementos de la Avenida Maisonnave de Alicante (prefiero no citar el nombre, pero la vendedora es mi ídolo desde entonces).
Lo que aprendí: una chica estaba indecisa mirando una especia bolso cartera, la vendedora observándola le dijo «¿te lo estás pensando?» La chica respondió «sí». La dependienta, hábilmente, le dijo sin mirarla y siguiendo con su tarea de recolocar productos «es una monada, único». Automáticamente, como un resorte, la chica se dirigió a la caja. Creo que el éxito de la acción fue decirle lo que le dijo sin mirarle. Fue como si el mensaje no fuera para la clienta, sino para sí misma. Quizás esto hizo que la clienta lo interiorizara de verdad. Brutal.
Además de esto, me encantó observar como la misma vendedora al despedirse de las clientas no les decía «hasta luego» o «adiós», sino un sugerente y diferenciador «hasta pronto». Con qué sencillez se abría la puerta a futuro ante quien en ese momento presente salía por ella. Brutal, too!
En el siguiente post veremos el complemento a este ejemplo de experiencia real de compra positiva, en ese caso con un ejemplo de experiencia real de compra negativa.
Photo credit: yellowbot
