Hoy quiero hablarte de un ejemplo de sentido de pertenencia: Medellin. Lo haré desde el lado positivo de las cosas, para esta ciudad colombiana en la que hoy me encuentro, dentro de mi tercera experiencia acá.
Como sabes, me gusta mucho este concepto del sentido de pertenencia a una comunidad y considero que en Medellin esto se da con cierto énfasis en sus ciudadanos a la hora de vender la ciudad y muchos aspectos relacionados con la misma.
Desde el primer momento en el que llegas y conforme vas conociendo personas, la gran mayoría te pregunta cómo has estado, cuando llegaste, cuando te marchas, qué conoces de la ciudad, qué no te puedes perder, que otros pueblos de Antioquia debes visitar y montones de consejos más.
El sentido de pertenencia hacia su ciudad, Medellin, y hacia su Departamento, Antioquia, es muy notable
Es espectacular comprobar que uno tras otro, los habitantes de la ciudad ponen todo el énfasis en maximizar la experiencialización y la relación entre ciudadano, ciudad y turista. Sin duda, ejercen de perfectos anfitriones, tremendos prescriptores y grandes defensores de su territorio.
Lo cierto es que esto me produce envidia sana. Sobre todo tras conocer muchos otros modelos de ciudad en los que el sentimiento de pertenencia es mínimo o incluso negativo por parte de los propios ciudadanos. Aquí es todo lo contrario. Va con el carácter de las personas y aquí de esto saben mucho, demasiado.
Para una ciudad, su modelo turístico, su modelo de generación de negocio empresarial y muchos otros aspectos, este hecho es fundamental. Esta percepción por parte de quien la habita y esa manera de ponerla en valor en cada oportunidad que se presenta marca la diferencia. Sin duda, determina la manera de sentir y proyecta los valores en forma de experiencias satisfactorias a todo aquel que la visita.
Creo que es un aspecto clave para que las ciudades lo tengan en cuenta.
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