Tener una idea es un concepto que nos llama mucho la atención a los humanos. Su inicial componente intangible hace que irracionalmente seamos capaces de transportarlo a través de la imaginación hacia un posible resultado tangible. Hablemos pues sobre el mundo de las ideas.
Las ideas son pre-activos potencialmente convertibles en activos. ¿Quién no ha tenido alguna vez una idea? Sobre todo, si es aplicable al mundo de la empresa y los negocios, las ideas son provocadoras de historias a presente y futuro.
Unas son realizables en el momento, no necesitan más que la actitud de hacerlas realidad con los recursos disponibles. Otras son realizables a corto, medio o largo plazo. El dilema es qué hacer cuando no tenemos los recursos a nuestro alcance para dar forma a esa idea.
Otras veces he hablado de nuestra generación actual y cómo interpreta esta nueva economía colaborativa. Hoy, poner en la mesa una idea para compartir con el objetivo de que ésta se haga realidad es algo maravilloso. Muchos somos capaces de dejar atrás el egoísmo de creerte poseedor absoluto de una idea que nunca verá la luz a cambio de compartirla para darle vida.
Conceptos como el crowdfunding (puedes ver como ejemplo esta plataforma de ideas: Kickstarter) están dando vida a muchas de ellas, posiblemente aquellas que poderosamente llamen más la atención.
Una idea sin idear el modo de llevarla a cabo no es más que una utopía
Generar ideas puede ser posible a través de varias formas. La primera y más evidente es por casualidad, se nos ocurre por qué si o por que durmiendo nos ha surgido (en ese estado tan maravillosamente creativo que es el sueño) y al despertar tenemos ahí preparada la idea.
Otros modos de provocar las ideas (y no esperar a que puedan surgir) son los ya conocidos métodos de creatividad en este blog: Gamestorming o Marketing Lateral.
Si tienes una idea, hazla realidad de una forma u otra.
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