Capítulo 20 de un libro maravilloso. Corto, intenso, provocador. Así es cada uno de estos capítulos. Hablemos sobre El Principito y su magia aplicada al marketing (21).
El Principito se topa con un jardín con miles de rosas. Pensaba el que su flor era única, así se sentía también su flor. Pero descubre que no es así y la frustración de apodera de él.
Conozco algunos casos así en el mundo de las empresas. Ocurre que en el micromundo de cada marca a veces existen creencias sobre lo que sus productos o servicios representan.
No voy por el camino de que está todo inventado, porque en realidad pienso que está todo por descubrir. Pero si que quiero ir por el camino que dice que para alcanzar la unicidad debemos conocer muy bien lo que sucede fuera de nuestro ámbito interno.
Hay que salir, observar, descubrir, sentir
El mundo pide de manera constante novedades, estamos hambrientos de ellas y no podemos sentirnos el ombligo del mundo sin contemplar qué hacen otros, cómo lo hacen, dónde lo hacen y el motivo que les lleva a hacerlo.
Innovar es cada día más difícil, pues aparte de que somos muchas marcas existiendo y compitiendo, herramientas como Internet nos traen de inmediato todo lo que sucede y se crea en cualquier parte del mundo.
La dificultad y el reto poseen día a día más intensidad. La búsqueda de la unicidad se antoja como un imposible, pero para eso precisamente existe el marketing, que apoyado con herramientas fundamentales como la creatividad dará origen a la tan deseada innovación.
Recuerda que no basta con crear, sino que debemos contrastar si eso que hemos creado es una innovación real. Además, tras ello deberemos saber cómo comunicarlo, de lo contrario nada de lo hecho anteriormente servirá de nada.
Photo credit: tumblr