Capítulo 7 de un libro maravilloso. Corto, intenso, provocador. Así es cada uno de estos capítulos. Hablemos sobre El Principito y su magia aplicada al marketing (8).
Los diálogos entre el protagonista y El Principito van adquiriendo una intensidad inusitada. El protagonista está inmerso en un problema que hace que su mente crea que es determinante incluso para su supervivencia (arreglar su avión estropeado).
El Principito, con su habitual espontaneidad, le irrumpe con una nueva pregunta acerca de algo que el protagonista considera inoportuno e irrelevante.
Esto me recuerda a algo de lo que mi buen amigo Fabián Villena me ha hablado en ocasiones: la diferencia entre lo urgente y lo importante. Saber tener criterio para ello es fundamental, y si, también en el mundo del marketing lo es.
Entonces será lo importante lo que quede relegado a un segundo lugar. A veces la urgencia nos hace pasar directamente a la acción y cometemos errores graves, ya que si relegamos a la estrategia y olvidamos por qué objetivos luchamos no sabremos por qué fallamos o, lo que es más duro, por qué acertamos.
En un entorno altamente competitivo y que se mueve a velocidades extremas es más que probable que nos dejemos llevar por lo urgente
Una flor adquiere protagonismo en el capítulo. Lo que para algunos es una simple flor, para El Principito es algo mágico. Otra de esas frases para el recuerdo nos conmueve: «Si alguien ama a una flor de la que no existe más que un ejemplar entre los millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas».
Una frase tremendamente lateral, con multisignificado, que nos hace reflexionar acerca de discernir entre lo urgente y lo importante y que nos proyecta hacia cual es el estado de felicidad que buscamos.
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