Capítulo 8 de un libro maravilloso. Corto, intenso, provocador. Así es cada uno de estos capítulos. Hablemos sobre El Principito y su magia aplicada al marketing (9).
Una flor, esa flor, la flor… crece en un entorno nuevo, pide y reclama atención bajo un comportamiento vanidoso. En nuestro camino profesional siempre nos vamos a encontrar con esta flor, en uno u otro ámbito.
Un cliente puede ser esa flor, un consumidor pueda también serla… incluso tu propia marca puede ser esa flor. Como vimos en un post anterior perteneciente a esta serie sobre El Principito y su magia aplicada al marketing, será necesario saber escuchar atentamente.
Todos los actores que hemos citado en el párrafo anterior requieren de nuestra atención, todos de una u otra forma van a expresar sus necesidades o sus deseos en algún momento y los que nos dedicamos al marketing hemos de estar siempre preparados ante ello, siempre alertas, no hay fecha ni momento, solo oportunidades.
Ahora viene la clave: el equilibrio
Ese del que tanto hablo en mis post. Puede ocurrirnos que nos dejemos llevar por la importancia del actor, por lo que en ese momento representa para nosotros y que surjan ciertos miedos o temores. Es lógico.
También puede ocurrir que nuestro estado de ánimo en ese momento nos haga pensar que estamos por encima de todo y que lo que acaba de ocurrir no tiene importancia.
Es en este escenario cuando debemos buscar el equilibrio: todo es importante, todo es relevante, por ello debemos mantener un criterio coherente que a veces llamamos estrategia.
Regresando al post anterior, en el que hablábamos sobre lo urgente y lo importante, si unimos todos los conceptos podremos entender mejor lo difícil que es gestionar todas las situaciones en cualquier momento, dentro del mundo del marketing.
Muchos actores, muchos factores, en contra y a favor que pueden distorsionarnos la realidad sin estar previsto.
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