Noveno post de la serie de 12 dedicada al modelo de este autor británico, que titulamos Las seis emociones secundarias de Dylan Evans: Vergüenza.
La vergüenza es una sensación de los seres humanos sobre el conocimiento consciente de deshonor, desgracia, o condenación.
En algunos países latinoamericanos, como mi amada Colombia, el término se conoce como pena, lo que me resulta realmente curioso.
Este sentimiento suele manifestarse en una persona a través del rubor facial, la confusión mental, la vista un tanto caída y una postura descolocada.
También existe lo que denominamos sentido de la vergüenza, cuando somos conscientes de que estamos sintiéndola en un momento concreto.
Otro aspecto interesante de este estado emocional lo encontramos en las expresiones «tener vergüenza» o, por el contrario, «no tener vergüenza».
El primero de ellos hace referencia a mantener cierto comportamiento comedido tras una ofensa que hayamos podido realizar hacia otra persona.
Por su parte, el segundo de ellos (también conocido como ignominia) hace referencia a cuando no tenemos consideración por un posible mal que hayamos podido causar.
En el marketing, algunas veces se le puede asociar con matices de culpa, como ya vimos en el post anterior que os recomiendo consultar: Las seis emociones secundarias de Dylan Evans: Culpa.
Para trabajar un escenario en el que la vergüenza actúe como variable marketiniana en el desarrollo de una estrategia, debemos enfocar muy bien el objetivo que buscamos.
Por ejemplo, podemos plantear una situación donde la vergüenza en un sentimiento colectivo que está generando un problema y para ello nuestra marca aporta una solución.
También podemos detectar qué tipo de comportamientos derivan en este estado emocional y de igual manera plantear cómo podemos desde nuestro enfoque de marketing paliar ese sentimiento, erradicarlo o incluso reubicarlo hacia otro ámbito que nos pueda beneficiar de alguna manera (por ejemplo, enviándolo hacia el terreno de una marca competidora).
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