Especialización versus diversificación

En el post de hoy vamos a tratar un dilema al que podemos enfrentarnos alguna vez si estamos dentro del mundo de la empresa y concretamente en mi caso en el mundo del marketing: Especialización versus diversificación.

Cuando trabajamos o emprendemos es posible que tengamos este tipo de dudas:

  • ¿nos orientamos en un camino específico para lograr la especialización en un área concreta y lograr un posicionamiento definido?
  • ¿buscamos diversas vías para intentar poder tocar más ámbitos y pensar que ello nos generará más oportunidades con la diversificación?

La verdad que es un dilema y como tal no tiene una solución tajante y clara. A priori nos puede parecer de lo más coherente la especialización, ya que ese posicionamiento deseado será posiblemente una vía que nos lleve a un objetivo claro y definido.

El nivel competitivo que podemos alcanzar con una estrategia de especialización es también de inicio una señal inequívoca de que esta opción es la aconsejable.

La especialización y la diversificación plantean situaciones enfrentadas
La especialización y la diversificación plantean situaciones enfrentadas

Pero muchas veces nos surgen oportunidades que nos obligan a pensar

O nos provocan a salirnos momentáneamente del camino de la especialización y nos hacen pensar en diversificar.

Incluso cuando estamos ya un tiempo con un camino muy determinado surgen esas oportunidades. Por ejemplo en el mundo del marketing. Si en inicio estás especializado en un área como el comportamiento del consumidor, probablemente con el tiempo vayan surgiendo variantes y niveles de aplicación que te vayan otorgando la oportunidad de diversificar hacia otras áreas complementarias como neuromarketing o marketing social.

Lo ideal es plantear si somos capaces de poder aprovecharlo sin perder el norte, es decir, sin olvidar que todo el trabajo anterior de especialización no puede quedar de lado por diversificar, sino que debe servirnos de apoyo y lanzadera, sabiendo que nuestra esencia no la debemos perder.

Una vez más, podemos llegar a la conclusión de que lo perfecto es el equilibrio. Aunque no se trata de alcanzar lo perfecto, sino de tener ese sentido común tan necesario cuando se nos planta delante de nosotros el cambio.

Photo credit: ffonts

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