A veces vemos cosas que, sinceramente, no entendemos. Puede que en ese momento nos encontremos ante un buen ejemplo de excentricidad en productos para captar la atención.
La excentricidad, también conocida como extravagancia, es un concepto que hace referencia al comportamiento inusual o extraño por parte de un individuo, o en este caso de un objeto.
Los consumidores contrastamos el comportamiento «normal» de la mayoría de productos o servicios disponibles en el mercado, por lo que cuando vemos uno «anormal» lo calificamos como excéntrico y nos genera cierto rechazo o crítica.
Pero no olvidemos que la excentricidad está a menudo asociada con la genialidad y la creatividad, de ahí que un producto o servicio excéntrico pueda resultar incomprensible para muchos, al no adecuarse a las normas convencionales.
Veamos algunos ejemplos. Recientemente, la marca Calvin Klein ha lanzado al mercado unos guantes de limpieza de goma con un precio de 350 €.
Para la mayoría, esta propuesta será una ridiculez, una auténtica tontería, en definitiva, una excentricidad.
Analicemos. Lo primero, tengamos en cuenta al público objetivo, ya que obviamente si no somos público objetivo de la marca y de su filosofía, no entenderemos la propuesta.
Pero, ¿qué pretende conseguir la marca con esta extravagante propuesta?
Captar la atención, volver a proclamar que existe, marcar un nuevo hito ante sus competidores directos y llamar a la acción a sus fans para que vuelvan a poner en circulación contenidos que retroalimentan a la marca.
Otros ejemplos. Moschino, lanzó su perfume Moschino Fresh Couture, envasado en un bote de limpiacristales.
Por su parte, la marca francesa Cèline lanzó una edición limitada de una bolsa de plástico de supermercado cuyo coste era de 5oo euros.
Desafío. Esa es la palabra que elegiría para definir a estas propuestas que no tienen una consecuencia directa, sino indirecta en cuanto al impacto de marca.
Siempre, intenta pensar qué hay más allá de lo que ves.
Photo credit: CK
