Hoy os traigo uno de esos ejemplos provocadores que tanto me gustan para la sección productos singulares: Kemakulo salsa picante coleccionable.
Partiendo de su naming, Kemakulo es toda una declaración de intenciones que no te deja indiferente, para identificar a un producto cuya principal ventaja competitiva a nivel funcional queda clarísima.
Esta salsa picante es, como dicen sus creadores, una idea loca de las que surgen en un momento inesperado en cualquier conversación entre amigos.
La historia del producto se basa en un personaje llamado Don Enrique, que en un viaje a Asia dedica gran parte de su tiempo a visitar Tailandia, lugar en el que investiga sobre su pasión: la comida asiática y el picante. Puro know how que se trae para Europa.
Don Enrique es un personaje desconocido, lleno de misterio, imprescindible para un storytelling que va adquiriendo sentido hasta llegar a consolidar un producto como este.
En Tarifa, concretamente en Facinas, empieza a cultivar chiles en una finca hasta llegar a crear diversas mezclas hasta evolucionar a la receta perfecta, dando vida a Kemakulo.
El producto no es solo una gran salsa picante, sino que además incorpora un elemento emocional basado en el coleccionismo, al incorporar a los envases etiquetas con ediciones limitadas, decoradas con fotografías de autor.
«Todo lo que amamos duele un poco«. Este es el excelente lema que acompaña a esta marca provocadora, que no deja de lado en ningún momento su personalidad.
El producto contiene habaneros, mango, tomate, cebolla, ajo, especies, zumo de lima, vinagre, mostaza, xartana y algunos elementos secretos… como no!
Ya que el personaje creador es secreto, como iba a faltar el ingrediente secreto: cosas del poder de la generación de incertidumbre en el marketing.
Si tienes lo que hay que tener y pruebas Kemakulo, porfa, me cuentas cómo te has sentido.
Photo credit: KK
2 comentarios
Es lo mejor que he probado en mi vida!
Y yo que me alegro Andrea, saludos!!