La creencia es un proceso humano altamente irracional

La creencia es un proceso humano altamente irracional.

Creo que todos en algún momento hemos creído en algo: que ganará nuestro equipo, que aprobaremos un examen, que tendremos suerte en algo, … y nos autoconvenceremos de ello en base a una creencia.

Nada hay que justifique una creencia y por muy claro que podamos tener el resultado de un suceso poco antes de que ocurra la vida nos enseña siempre que no podemos dar por sentado nada.

He empezado el post precisamente, a propósito, con la palabra creo.

Creer es irracional, es algo que vence a la razón y que nos lleva a actuar de una determinada manera.

La creencia como variable dentro de los procesos de marketing es fascinante.

Está relacionada con muchas otras variables, como por ejemplo las expectativas del consumidor o las perspectivas de la gerencia de una empresa ante un nuevo lanzamiento.

Hay ciertas creencias que resultan tremendamente mágicas
Hay ciertas creencias que resultan tremendamente mágicas

Creer puede ir acompañado de cierta fe y como sabes la fe mueve montañas

Fíjate en una religión como la católica, que basa muchos de sus pilares en creencias, que derivan en promesas, aunque todo ello forma parte de un planteamiento emocional derivado de lo irracional.

Siempre bajo el mayor de los respetos y admiraciones ante este planteamiento, es muy curioso observar el comportamiento que seguimos ante este tipo de creencias.

Justamente uno de los mayores expertos en comportamiento irracional y neuromarketing, Martin Lindstrom (autor de Buyology y Así se manipula al consumidor) pone como gran ejemplo para aprender de marketing a la iglesia católica.

Lo cierto es que se puede aprender y mucho tras 2015 años de existencia de la evolución de su marca, de su mensaje, de su manera de hacer, de comunicar y de ir salvando generacionalmente los obstáculos a los que se han ido enfrentando.

A mí, que me encanta aprender, me produce admiración este ejemplo.

Venimos de dos recientes creencias irracionales clarísimas de este periodo navideño recién concluido: Santa Claus y los Reyes Magos.

Increíble lo que son capaces de provocar, simplemente por una creencia inculcada desde que somos pequeños. Algo que llamamos magia y que realmente lo es. Pura emoción.

Razón frente a emoción, una vez más. La irracionalidad es mágica, somos unos privilegiados por sentirla. No olvido que creer te permite sacar lo mejor de ti.

Photo credit: insearchofsol

2 comentarios

  1. Don Francisco, aprovecho mis vacaciones para leerte con calma, por cierto buen post. Me ha venido a la cabeza un artículo de divulgación científica que leí hace unos meses, me encantaría recordar dónde y cuándo pero esas lagunas de memoria son la consecuencia del exceso de información que nos bombardea.
    Volviendo al tema, en aquel artículo se planteaba y analizaba la siguiente idea, el ser humano es (lo quiera o no) un ser irracional. Lo aceptemos o no, nuestras decisiones aunque sean meditadas y super analizadas por nuestro cerebro, al final las toma nuestro corazón.

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