La receta de la abuela

La receta de la abuela. Esa que algunas marcas nos prometen, nos comunican, nos intentan transmitir. Es uno de los mejores ejemplos de irracionalidad que podemos ver de forma fácil y accesible en nuestro comportamiento como consumidores antes las marcas.

¿Tiene sentido que marcas industriales nos pretendan vender algunos de sus productos bajo el lema la receta de la abuela? ¿Tiene sentido que como consumidores nos creamos este tipo de comunicaciones asociadas a dichos productos?

Podemos observar estas ambigüedades sorprendentes cada día, en cualquier supermercado o en cualquier publicidad. Y no solo la abuela tiene la culpa. ¿Más ejemplos?

Con receta tradicional, hechos a mano o postre casero son comunicaciones demasiado habituales. Como consumidores nos creemos casi todo, nos la cuelan por cualquier lado, incluso siendo marketero es fácil poder picar, porque cuando llevamos puesto el traje de consumidor todavía somos en cierta manera inocentes, aunque esto poco a poco va cambiando.

La abuela representa a un elemento irracionalmente marketero
La abuela representa a un elemento irracionalmente marketero

Somos profundamente irracionales

Incluso puede que recreemos mentalmente a una abuela, bien sea la nuestra o a alguna otra adorable señora elaborando el producto que tenemos delante cariñosamente. Nuestro cerebro se permite el lujo de pensarlo por un instante y si esa recreación se asocia con otras variables del momento en concreto (sensación de hambre, sensación de calidez, etc.) puede que irracionalmente nos dejemos llevar y compremos.

Si lo hacemos, cuando en casa nos volvamos a enfrentar al producto y volvamos a leer eso de la receta de la abuela seguramente intentaremos justificar el por qué de la compra, primero a nosotros mismos y después a quien pueda atreverse a ponerlo en duda.

Ahora, tras esto, es tu turno. ¿Te creerás la próxima receta de la abuela? Al menos piénsalo, seguro que más pronto que tarde te encuentras con una situación parecida y estaré muy agradecido si me la compartes aquí. Racionalidad versus irracionalidad, razón versus emoción. ¿Quién ganará?

Photo credit: cosasdemujer

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información base sobre privacidad:
- Responsable: Francisco Torreblanca (fran@franciscotorreblanca.es)
- Fin del tratamiento: Moderación de comentarios para evitar spam
- Legitimación: Tu consentimiento
- Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal
- Derechos: Acceso, rectificación, portabilidad, olvido

Comparte este artículo

LinkedIn
Twitter
Facebook
Email
WhatsApp