El marketing no se aprende, se intuye. Chocante y provocadora afirmación, en la que creo firmemente. Yo llevo intentando aprenderlo mucho tiempo y nunca lo he logrado, pero si que he sentido esa otra sensación: la intuición.
Cuando te formas en marketing, bien sea con un Master, con cualquier otro programa formativo o siendo autodidacta, lo importante nos es intentar aprender (que también), sino descubrir que tu intuición es valiosísima.
En marketing disponemos de varias opciones: saber entender y analizar el pasado, saber comprender y aprovechar el momento presente y saber detectar qué va a poder ocurrir en el futuro.
Todos los estados temporales tienen trascendencia en el marketing y en todos ellos la intuición te hará mejor profesional.
Sobre el pasado, cuando analizamos lo ocurrido no basta con remitirnos a los hechos. Cual Sherlock Holmes, debemos ver más allá de lo que tenemos delante, mirar con otro enfoque. En definitiva observar para intuir.
Sobre el presente, qué decirte. El presente siempre es el momento de la verdad y el momento de la verdad siempre es único. Esa intuición es nuestro as en la manga, nuestro principal valor diferencial.
Sobre el futuro, la intuición es una de las mejores herramientas posibles. Es un intangible si. Además, no es fácil de lograr, ni de entender y ni siquiera de creer en ella.
Ahí reside uno de los principales problemas: ¿por qué no creemos en la intuición? Créeme si te digo que la intuición es algo que te aporta calma, seguridad, trascendencia, valor y dimensión.
Para finalizar, u poco de romanticismo sobre el concepto. Intuición deriva del latín (intueri), que significa «mirar hacia dentro» o «contemplar«. Mira hacia dentro y contempla pues. Todos la tenemos, pocos la utilizan.
Posiblemente es un concepto maltratado, lejano y especulativo. Todo reside en la creencia que le profesemos. Yo creo en ella. Te invito a hacerlo.
Photo credit: Gustavo Gonçalves