Continuamos con la serie de post dedicada a las falacias en el marketing: argumento a silentio e hipótesis ad hoc.
En esta ocasión, vamos con dos nuevos tipos de falacias informales:
Argumento a silentio
La falacia del argumento desde el silencio considera que el silencio de un emisor o interlocutor sobre un asunto concreto prueba o sugiere que el emisor ignora la información sobre dicho asunto o posee algún motivo para guardar silencio respecto al mismo.
Aunque el argumentum a silentio es una falacia, debido a que el silencio de un interlocutor no puede se usado como prueba de certidumbre de lo dicho por un interlocutor contrario, en el ámbito de la retórica puede ser indicio de falta de argumentos o de capacidad para contrarrestar dialécticamente los argumentos expuestos por la parte adversa.
Ejemplo aplicado al marketing: «Ante un caso de subida injustificada de los precios, el responsable de comunicación de una marca afirma desconocer los motivos exactos que han llevado a provocar dicha subida».
Seguramente éste, posee algún motivo de peso para guardar silencio sobre el asunto en cuestión.
Hipótesis ad hoc
Se trata de una hipótesis agregada a una teoría filosófica o científica para salvar la teoría de ser rechazada o refutada ante sus posibles anomalías y problemas que no fueron anticipados en la forma original.
Ad hoc es una locución latina cuyo significado es «para esto». Generalmente se refiere a una solución elaborada de forma específica para un problema preciso, por lo que no es generalizable para otros propósitos y se usa para referirse a algo que es adecuado sólo para un determinado fin.
Ejemplo aplicado al marketing:
A dice: «Las ventas de esta línea de producto estaban hundidas y se han recuperado espontáneamente»
B responde: «Ha sido cosa del destino, que ha querido que así fuera»
A dice: «¿Y el resto de líneas de producto en las que hemos invertido tanto en publicidad?»
B responde: «Así es el destino»
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