Hoy os traigo otro concepto para la colección, que vamos a intentar describir, destacando sus bondades: Marketing inmersivo para generar experiencias al consumidor.
Quizás el concepto tal cual te resulte todavía poco familiar, pero seguro que intuyes de qué se trata. Al menos, al describirlo, sabrás que lo conoces a la perfección.
El marketing inmersivo está fundamentado en la interacción con el usuario, con el objetivo de generar una experiencia con la marca que provoque que finalmente sea parte de ella.
Por supuesto, podrás intuir también que la carga emocional en este sentido debe de ser alta. Además, cómo no, en plena era de desarrollo tecnológico, la tecnología forma parte indispensable de este concepto.
Elementos como la realidad virtual o el vídeo 360º, además de numerosos dispositivos de visión inmersiva, adquieren un gran protagonismo, para captar la atención del usuario y hacerle sumergirse en entornos sofisticados que despiertan toda su atención e imaginación.
Finalmente, todo esto logra un fin decisivo: generar esa experiencia con la marca que va a provocar un recuerdo intenso. Es en este momento cuando me acuerdo de un post emblemático de este blog y que te recomiendo leer: Estímulo, emoción, decisión y recuerdo.
Muchas marcas pertenecientes a diversos sectores se han puesto manos a la obra para seducir al usuario. Automoción, viajes, deportes de riesgo o aventura y muchos más están apostando por poner en el eje a un perfil de consumidor que busca ser protagonista y que tras esa experiencia que la marca le proporciona pasa a ser un embajador de mayor o menor recorrido de dicha marca.
Me interesa mucho algo en particular de este tipo de técnicas interactivas e inmersivas con el consumidor: cómo los estados temporales (es decir, el antes, el durante y el después) sirven para crear esas experiencias de marca decisivas para los nuevos consumidores.
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