«La falacia de no tener tiempo» nos invade. «No me da la vida» es el nuevo mantra que se ha apoderado de todos nosotros. Nadie tiene tiempo para nada. Andamos constantemente diciendo que no tenemos tiempo para realizar ciertas actividades, dedicar tiempo a la familia, hacer ejercicio o incluso relajarse. Esta afirmación, sin embargo, es a menudo una percepción errónea.
En primer lugar, es clave que entendamos que el tiempo es una de las pocas cosas en la vida que es completamente equitativa para todos. Cada persona tiene exactamente 24 horas al día, ni más ni menos. La diferencia radica en cómo cada individuo decide utilizar ese tiempo. La falacia de no tener tiempo surge, por tanto, de una mala gestión de este o de la priorización de actividades.
A menudo, cuando alguien dice que no tiene tiempo, lo que realmente está diciendo es que no ha priorizado esa actividad lo suficiente como para hacerle espacio en su agenda. Es una cuestión de prioridades. Por ejemplo, alguien puede pasar varias horas al día en redes sociales o viendo series, pero decir que no tiene tiempo para hacer ejercicio. En realidad, sí tiene tiempo, pero ha decidido dedicarlo a actividades que percibe como más fáciles o más gratificantes a corto plazo.
Esta falacia también está fuertemente ligada a la incapacidad de delegar y decir «no»
Muchas personas asumen más responsabilidades de las que pueden manejar porque tienen dificultades para rechazar peticiones. Esto deriva en una sobrecarga de tareas que impide que se concentren en lo que realmente es importante para ellas. Aprender a decir «no» y a delegar tareas puede liberar una cantidad considerable de tiempo.
Además, la procrastinación juega un papel fundamental en esta falacia. Cuando las personas posponen tareas importantes, estas tienden a acumularse, creando una falsa sensación de falta de tiempo. La procrastinación suele ser el resultado de miedo al fracaso, perfeccionismo o simplemente una falta de motivación. Abordar las raíces de la procrastinación puede ayudar a liberar tiempo y reducir el estrés asociado.
Para combatir la falacia de no tener tiempo, es esencial desarrollar una gestión eficaz del tiempo. Esto incluye prácticas como el establecimiento de objetivos claros, la creación de listas de tareas, el uso de técnicas de priorización como la matriz de Eisenhower y la adopción de métodos como la técnica Pomodoro para mejorar la concentración y la eficiencia. También es útil realizar una auditoría de tiempo para identificar en qué se está gastando realmente cada hora del día.
En última instancia, reconocer y confrontar la falacia de no tener tiempo requiere una reflexión honesta sobre cómo se está utilizando el tiempo y una disposición a hacer cambios en hábitos y prioridades. Al aceptar que todos tenemos el mismo tiempo y que es nuestra responsabilidad gestionarlo, podemos empezar a tomar decisiones más conscientes y alineadas con nuestras verdaderas prioridades y valores. Solo entonces podremos liberarnos de la sensación de estar constantemente ocupados y empezar a vivir una vida más equilibrada y satisfactoria.
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4 respuestas
El tiempo es relativo. Si me pongo a hacer un sodoku de los difíciles necesitaré el espacio de tiempo necesario para lograr terminarlo sin equivocarme, si me dijeran tienes que hacerlo en 20 minutos, lo más seguro y conociéndome no lograría terminarlo, quizá a otra persona con 20 minutos hace dos y bien. Supongo que la relación espacio-tiempo necesita por lo pronto conocerse a si mismo y aceptar que nuestra capacidad siempre estará limitada a determinados actos por más cotidianos que nos parezcan. El tiempo siempre es el mismo, el espacio no.
Gracias por tu reflexión Jorge
Bueno es lo que creo,a menudo pienso en aquel examen que suspendí….Sólo tenía una hora de tiempo,con dos horas lo hubiese aprobado…Un abrazo.
Siempre es un aprendizaje Jorge!