Hoy hablaremos de un concepto muy de moda, como la omnicanalidad, un modelo digital con el consumidor como núcleo estratégico.
Como tantas veces comentamos en el blog, vivimos en la era de la tecnología y su avance resulta muy impactante en términos de consumo.
Su integración en nuestras vidas crece día a día. No tienes más que echar un vistazo en este momento a tu alrededor para darte cuenta de ello.
Las marcas lo saben y por este motivo deben buscar la manera de situar al consumidor en el epicentro estratégico de sus acciones para llegar a el.
La omnicanalidad busca mantener una relación duradera con los consumidores, que pueda adaptarse a sus necesidades y escalabilidad, a través de cualquier tipo de canal.
Se trata de mantener una coherencia estratégica para llegar al consumidor a través de los numerosos canales existentes hoy en día.
Omnicanalidad, modelo digital con el consumidor como núcleo estratégico
Para lograr este objetivo resulta fundamental que la información y los datos brindados a los usuarios se actualicen constantemente y no tengan errores.
¿Vemos un ejemplo?
Imagina que como usuario mantienes una comunicación con una marca a través de sus redes sociales.
A la vez puedes enviarles un correo electrónico, contactarles vía Whatsapp y visitar su tienda física. Eso es omnicanalidad.
Por tanto, una estrategia omnicanal es un enfoque multicanal que integra marketing, ventas y servicio al cliente, de tal forma que se genera una experiencia integrada y cohesiva.
Es decir, a la marca no le importa cómo y dónde interactúan sus clientes, lo importante es que lo hagan donde lo hagan sientan una buena experiencia.
Cada punto de contacto (touch point) se convierte en un elemento estratégico clave para que el consumidor pueda tener una buena sintonía con la marca.
De este modo, la globalidad se percibe como un importante elemento cualitativo.
En el siguiente post veremos la diferencia entre omnicalidad y multicanalidad.
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