Continuamos con la serie de post dedicada al origen de las frases hechas en el marketing y la comunicación (5).
Veamos más ejemplos interesantes y conocidos.
Vete a la porra
Hace muchos años, dentro del ámbito militar, un soldado era el responsable de hacer sonar el tambor mayor del regimiento y portaba un largo bastón con el puño de plata al que se le denominaba porra.
Dicho bastón se hincaba en un lugar alejado del campamento para determinar el lugar al que debía acudir cualquier soldado castigado con arresto.
El oficial de turno le ordenaba: “Vaya usted a la porra” y el soldado iba y permanecía en aquél lugar hasta el fin del periodo de arresto.
Esto hizo que con el tiempo perdurara la frase y se extendiera a otros ámbitos y usos, siempre manteniendo ciertos matices despectivos.
Meterse en camisa de once varas
Si nos remontamos a la Edad Media, se dice que en el proceso de ritual de adopción de un niño el padre que adoptaba debía meter al niño adoptado en una manga muy holgada de una camisa muy grande y sacarlo por la cabeza o el cuello de dicha camisa.
Una vez conseguido, el padre besaba al niño para certificar la aceptación de su paternidad. En cuanto a la vara, se trataba de una barra de madera o metal que era utilizada para medir cualquier cosa.
Se dice que las once varas era un concepto de exageración del tamaño de la camisa. Hoy en día, la expresión “meterse en camisa de once varas” se usa para advertir a alguien sobre lo innecesario de complicarse la vida.
Ni chicha ni limoná
Cuando algo no nos sirve, no nos gusta o es indefinido (no es ni una cosa ni otra), usamos la expresión «ni chicha ni limoná».
La chicha se empleaba en la antigüedad para designar la carne comestible en un argot infantil. Además, la chicha es una bebida alcohólica derivada de la fermentación del maíz en agua azucarada.
A partir de este licor, muy común en los países de centroamérica y sudamérica, nace esta peculiar frase que pretendía indicar que no quedan ni bebidas con alcohol ni refrescantes.
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