Me encanta el packaging y lo considero un elemento vital dentro de mi mundo marketero. El packaging, ese gran provocador emocional del consumidor, es determinante en muchas tomas de decisión de compra de productos.
Al igual a nosotros nos gusta vestirnos con aquello que consideramos que mejor nos queda, con los productos ocurre igual. Si se visten con aquello que mejor les queda y nos muestran su mejor versión, estaremos encantados de contemplarlos y no quitarlos ojo.
Es determinante comprobar que en productos como el vino (te recomiendo enlazar con los post escritos en este blog sobre la creatividad en el mundo del vino) o el aceite de oliva, el packaging juega un papel tan vital.
Sin probar el producto, sin oler el producto, sin sentirlo, solamente viendo su aspecto exterior (que muchas veces incluso no te deja ver el aspecto interior) los consumidores tomamos decisiones en función de lo que el packaging nos está transmitiendo en ese momento de la verdad.
Otro ejemplo más de la maravillosa secuencia estímulo, emoción, decisión y recuerdo
Productos como las especias, la sal, el cacao y montones de ellos cambian su habitual aspecto, se ponen guapos y nos seducen. Incluso provocando compras que en ningún caso teníamos previstas. Esa seducción es totalmente irracional.
Los vemos y comenzamos un maravilloso proceso en el que la imaginación es la protagonista absoluta. Proyectamos pensamientos de acciones futuras en función de lo que la visión de ese packaging nos esta provocando.
La magia del packaging es ilimitada, pues nos cuenta historias desde la percepción, que se refuerzan con mensajes que arropan a la marca y la hacen sentir protagonista en un escenario único.
Eso sí, las altas expectativas que nos aporta a primera vista el packaging deben verse compensadas con lo que contiene en su interior. De ello dependerá que alcancemos altos niveles de satisfacción como consumidores al comprobar que dichas expectativas se ven cumplidas o incluso superadas.
Photo credit: designworklife
2 comentarios
Muy buena información,
gracias
Nicolás
Gracias!