El papel del cliente en la generación de ideas es un asunto de importancia a tratar, sobre todo cuando hablamos de una relación entre una empresa de servicios (por ejemplo una agencia de marketing) y una empresa que contrata dichos servicios.
Las agencias externas poseen cierto grado de complejidad a la hora de desarrollar ideas para aplicar a los proyectos de sus clientes. Primero hay que conocer a la perfección cómo funciona el ecosistema del cliente. Es decir, cómo es su producto o servicio, qué ventajas competitivas posee (si es que las tiene), cuáles son sus competidores, quiénes representan a su target (o identificar quien debe serlo) y tantas otras variables del marketing.
Una vez tenemos todo esto claro y definimos un enfoque específico para desarrollar cualquier tipo de acción basado en la estrategia diseñada, podemos proceder a generar ideas aplicables a las acciones.
En dicho proceso, usando alguna metodología que provoque la creatividad o no usándola, podemos plantear dos escenarios. Que solamente la desarrolle la agencia subcontratada o que el cliente participe junto a la agencia en el proceso para aportar su conocimiento.
Ahora viene una gran cuestión: ¿qué pasa si el cliente, en uno u otro escenario, se apropia de la creación de la idea?
En el primero de los casos puede ocurrir que tras exponer la agencia la idea o ideas se produzca un efecto apoderamiento por parte del cliente por cualquier motivo o razón orientado a su pleno conocimiento del mercado en el que se mueve.
Mientras, en el segundo de los casos puede ocurrir que si el cliente participa se apropie en algún momento de alguna de las líneas que han originado la idea o ideas.
En ambos casos la situación puede adquirir notorias dificultades si la agencia no cuenta con el talante necesario para gestionar el momento y valorar qué se debe hacer al respecto.
La agencia debe hacer valer su condición de empresa subcontratada para hacer un trabajo externo y de calidad. Pero sin olvidar que el cliente es la pieza fundamental de todo el proceso. No es fácil, pero tampoco podemos hacerlo nosotros mismos difícil.
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