Turno para hablar de otro concepto marketero que seguramente habrás escuchado en alguna ocasión: Personalidad de marca en la estrategia de branding.
Para hablar de este concepto debemos de hablar de personas. Las personas somos las que dotamos de esa parte humana a casi todo en este mundo y cómo no, también a las marcas.
La personalidad de marca hace referencia a la habilidad que va a tener la misma a la hora de crear relaciones con su público tal cual si fuera una persona.
A mayor personalidad, mayor unicidad, singularidad y diferenciación. Cuando una marca se apropia de una personalidad concreta se va adecuando a los escenarios en los que se relaciona con su target haciendo de ella un ente muy distintivo, que le aporta credibilidad y seguridad.
A veces es tan fácil alcanzar una personalidad de marca concreta como en el caso de Fórmula 1. La incorporación del elemento 1 en la propia marca la define por completo.
En algunos casos, la personalidad traspasa la frontera de lo intangible y se consolida en el mundo tangible
Ocurre a través de un personaje que la representa y proyecta su esencia y sus valores.
¿Un ejemplo? Quién no recuerda al señor Mister Proper, ahora Don Limpio, cuya imagen generaba una asociación de marca hacia un resultado funcional basado en la limpieza perfecta. Quizás en ese cambio a Don Limpio en nuestro mercado se perdió parte de esa personalidad.
Como consumidores, seamos o no público objetivo de la marca, nos cuesta adaptarnos a los cambios, sobre todo si la propia marca no nos da explicaciones de ello.
Para construir la personalidad perfecta es innegociable haber hecho un trabajo impoluto para la definición de los beneficios que aporta la marca, tanto funcionales como emocionales, y los valores que proyecta.
Como comenté en este post anterior, Motivos para ser una marca (II), crear estados emocionales y analizarlos, entenderlos y regenerarlos es el proceso que marcará la personalidad, el carácter y el éxito de la marca en el tiempo.
Photo credit: Fórmula 1
