Continuamos con la miniserie de 5 post dedicados a un modelo creado por uno de los mayores expertos en marca del mundo como David A. Aaker. Ahora es turno del post «Dimensiones de la personalidad de marca según Aaker: Sofisticación«.
Veamos la cuarta dimensión de la personalidad de marca según Aaker, que es la sofisticación.
Como recordamos en los anteriores post de la miniserie (sinceridad, emocionalidad y competencia) es importante citar que en este modelo cada dimensión tiene asociadas unas facetas y esas facetas derivan en unos rasgos característicos de cada dimensión.
Para una dimensión de marca fundamentada en la sofisticación, nos encontramos con 2 facetas, que son: clase alta y encantador.
Si desglosamos esta dimensión por partes, tenemos que:
- Clase alta: entendemos por esta faceta aquel perfil de marca que dimensiona su propuesta de mercado, que la hace sumamente atractiva para su público y que genera la sensación de calidad percibida de manera constante. A partir de esto, la imagen que se proyecta es glamourosa y atractiva. Esto crea una asociación muy potente con la siguiente faceta (encantador).
- Encantador: hace referencia a aquello que deslumbra, con cierto aire cuidado y delicado, que empatiza, que genera una serie de sensaciones que provocan un halo de seguidores fieles muy consistentes. El encanto se logra cuando la marca es capaz de generar a su alrededor un halo mágico, posiblemente con alto componente irracional, que a su vez potencia sus virtudes funcionales.
Con la suma de estas 2 facetas y de estos 6 rasgos característicos de esta dimensión de la personalidad que apunta a la competencia, disponemos de un esquema conceptual que puede ayudarnos a definir este enfoque.
La idea de este planteamiento y de las otras 4 dimensiones es disponer de un panel de ideas que nos ayuden a enfocar nuestra presencia de mercado en función de las características más adecuadas al mismo.
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