Vamos con el cuarto post de esta serie dedicada a la persuasión en el marketing: empatía.
Si eres lector habitual del blog, sabrás que sobre el concepto empatía ya hemos hablado en alguna ocasión, como por ejemplo aquí: La belleza del concepto de empatía.
Hay personas en las que confiamos, nos transmiten seguridad y algún que otro aspecto irracional que nos hacen sentir especial.
Desde el punto de vista del consumidor, no es sencillo desprenderse del poder de influencia que la empatía provoca en nosotros. Eso trasladado a niveles de recomendación posee un poderoso influjo.
Como ocurre con los casos anteriores relacionados con la persuasión en el marketing, lo empático nos seduce tanto en el mundo físico como en el mundo digital.
Se trata de cuidar las relaciones, en uno y otro mundo
En lo personal y en lo digital, importa la calidad y no tanto la cantidad. Cuidar de la gente que te importa, ofrecer todo aquello que puedas ofrecer siempre con la sinceridad de que puedes hacerlo y mantener siempre tu compromiso dispara tus niveles de empatía.
Lo forzado te provocará el efecto contrario. Para generar empatía lo falso es un mal ingrediente.
Desde el punto de vista de una marca, la generación de empatía con el público debe construirse desde la sinceridad, la honestidad, el desarrollo de aspectos emocionales, la originalidad, la diferenciación, el hacer partícipe al consumidor (no solo mantenerle como espectador de privilegio) y la identificación.
Si el target de una marca siente que es una masa indiscriminada no se logrará alcanzar el camino de lo empático y probablemente el único recurso que quede sea aprovechar únicamente atributos funcionales de su producto o servicio.
En el caso contrario, cuando la marca se esfuerza por comprender mejor quiénes forman su comunidad, cómo se comportan y qué esperan de la misma comenzarán a aparecer oportunidades en forma de atributos emocionales.
Photo credit: Gianluca Papa
